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Este proyecto se basa en una investigación sobre el estado actual y el futuro de la masculinidad en el contexto de la actual crisis global. Intenta entender cómo la construcción del género de los hombres representa en muchas sociedades un problema social, económico y político, al mismo tiempo que proporciona una solución a este problema. A su vez, investiga el destino de los cuerpos de los varones mientras circulan en el contexto de la industria global de los deportes. También explora la fragilidad de la masculinidad en una de sus manifestaciones más poderosas, así como también los modos en que el cuerpo y su género median entre lo individual y los contextos múltiples en que la condición global fija lo individual.
La masculinidad, es decir, la representación y la práctica de ser un varón, siempre ha tenido una cualidad que se da por sentada. Por supuesto, existen diferentes maneras en las que el hombre se comporta dentro de una sociedad específica. Algunas formas se consideran más canónicas que otras, y diferentes sociedades sostienen nociones divergentes de lo que un hombre es o debería ser. Sin embargo, estas contingencias rara vez alteran la convicción de que la masculinidad está constituida de forma natural. Al mismo tiempo, hoy más que nunca, la masculinidad está en todas partes enmarcada como un «problema social», profundamente ligado a los problemas socioeconómicos con los que el mundo debe lidiar: los hombres, especialmente los más jóvenes, ya no parecen ser capaces de mantener a sus familias y comunidades. Por consecuencia, la masculinidad provoca, en distintos ámbitos, tensiones entre generaciones. Con una regularidad sorprendente a través de las sociedades del mundo, los mayores culpan a los jóvenes de las crisis económicas, denunciándolos como pasivos, poco cooperativos, irrespetuosos e irresponsables. Este proyecto explora la constitución de esta problemática de la masculinidad, su gestión en los diferentes sectores de la sociedad y su articulación con otros aspectos de la vida. El proyecto aspira a proporcionar una comprensión profunda de la experiencia subjetiva de las personas en la crisis global actual, y en particular su efecto sobre el género, las relaciones entre generaciones, el futuro del trabajo y la capacidad de mantener las expectativas.
Más específicamente, esta investigación se centra en una «solución» al problema de la masculinidad en las sociedades del Sur global: las industrias del deporte en el Norte global. Cada vez más, jóvenes de naciones empobrecidas esperan alcanzar el éxito en el deporte profesional del mundo industrializado. La posibilidad de que esto ocurra aumenta no solo las expectativas de los jóvenes, sino también los de su grupo familiar, los de sus pueblos, barrios y naciones. Desde una perspectiva etnográfica comparativa y en lugares diferentes, la investigación sobre estas expectativas y las acciones que produce suscita unos problemas teóricos fundamentales en el mundo contemporáneo: por ejemplo, cómo la masculinidad se articula con el cuerpo, el consumo y la condición global; cómo funciona como una guía de acción social en contextos en que la pobreza y la marginalidad han socavado sustancialmente la capacidad de mantener expectativas; a su vez, cómo el nacionalismo, la ciudadanía y el sentido de pertenencia funcionan en un terreno en el que las dinámicas globales han trastornado en gran medida la naturaleza que se le da por sentada, mientras que simultáneamente están en la vanguardia del debate público.
Este proyecto analiza la situación global con el objeto de entender las prácticas corporales del género, intentando en última instancia cambiar radicalmente los enfoques comunes que empiezan con procesos a gran escala y buscan comprender cómo estos procesos proporcionan el contexto en el que los agentes negocian sus acciones. Aquí nos ocupamos de la producción de lo global a través del cuerpo y su género, una perspectiva que las técnicas antropológicas hacen posible y que puede servir de inspiración para otras disciplinas. Además, el proyecto proporciona una perspectiva crítica y hasta la fecha inexplorada sobre temas que importan no solamente a los países al margen de la globalización, sino también a las sociedades industrializadas que deben interactuar con naciones del Sur global : «los problemas de la juventud», «la precariedad de la masculinidad», y simplemente «la crisis».
La idea que la masculinidad representa un problema no es nueva: en todo el mundo, y probablemente desde tiempo inmemorial, las generaciones de más edad han tenido sospechas sobre la capacidad de «la juventud de hoy» de encarnar apropiadamente la masculinidad. Durante la mayor parte del siglo XX en el mundo industrializado el capitalismo fordista solucionó de manera muy simple qué hacer con los varones jóvenes: mandarlos a trabajar. La disminución del fordismo, la huida de las industrias a las economías en desarrollo, el ascenso de políticas neoliberales como pensamiento único y el sentido creciente de que el mundo se ha sumido en una crisis a largo plazo, todo ello ha dejado un vacío a la juventud, robando a los varones jóvenes su razón de ser. Las mujeres jóvenes en general saben reinventarse mejor: sobrepasan a los hombres en las escuelas en todas partes del mundo y, allá donde hay escasas oportunidades de educación, usan cualquier herramienta que esté disponible, desde el matrimonio hasta sus habilidades supuestamente «naturales» para el trabajo doméstico, el trabajo asistencial o las tareas minuciosas y repetitivas. En cambio, los hombres, en particular los jóvenes sin cualificación, ahora son los sujetos superfluos de la economía mundial.
El problema de «qué hacer» con los varones jóvenes es todavía más crítico en el Sur global, donde los efectos de la inestabilidad económica global han agravado el declive económico. La liberalización de los mercados, las recesiones económicas y la feminización de los mercados laborales post-fordistas socavaron las formas tradicionales de las actividades productivas, como la agricultura o el trabajo obrero en minas y fábricas. Tanto en las áreas rurales como en las urbanas, la falta de oportunidades de productividad para los hombres jóvenes les impide reproducir la socialidad y el sentido de pertenencia que ha guiado a sus padres a lo largo de sus vidas, generando un malestar que afecta tanto a la masculinidad y la juventud como a la vida económica en general. En muchas sociedades, la emigración hacia los mercados laborales más bajos de las economías de los estados capitalistas representa otra opción, pero los estados están criminalizando cada vez más el cruce de fronteras. Incluso cuando llegan a superar los obstáculos para la emigración, quienes la ejercen, en particular los varones jóvenes, tropiezan en occidente con un racismo y una xenofobia cada vez más acusados.
Paradójicamente, en las zonas marginales del mundo, los jóvenes están insertos simultáneamente en dinámicas globales de consumo, de expectativas y de expresión de sí mismos. Ya sea que participen en la cultura hip-hop, en el despertar pentecostal o islámico, o en la movilización política, la juventud busca cierto sentido de pertenencia a alguna de formas globales de comunidad. Los varones jóvenes en particular explotan imágenes de formas nuevas y a veces extremas de masculinidad, como por ejemplo el gangsta rap, los hoop dreams y la ropa de ghetto. Estos esfuerzos no carecen de problemas, porque a menudo se pone en duda su legitimidad, y la promesa de una revolución (o simplemente, de respeto propio) la desbaratan la pobreza y la inmovilidad.
Este proyecto busca entender la función del deporte en la vida de los hombres jóvenes en el contexto de estas tensiones. Las mujeres también participan en las industrias deportivas, pero el dominio cuantitativo y estructural de los hombres, sobre todo en los deportes en equipo, limitan la participación de estas, que lógicamente buscan su fortuna en otros lugares. Promocionado como cultura de hombres y como un espectáculo hiper-masculino de consumo global, las industrias del deporte ejemplifican la masculinidad. Para los jóvenes de las naciones empobrecidas representan al mismo tiempo una esperanza de supervivencia, una forma espectacular de participación en la producción de imágenes globales del éxito masculino y una resolución de la contradicción entre exclusión local e inclusión global.
Esta resolución se puede representar de distintas maneras: ponerse zapatillas de la marca correcta, adular a los mismos jugadores que otros jóvenes en otros lugares, o aspirar a convertirse en un deportista de nivel mundial. Esta última posibilidad se inserta en una lógica del genero de dos maneras: destaca el poder masculino en su forma más extrema; y se reclama de lo que sigue siendo (al menos ideológicamente) el ámbito clásico de la masculinidad mundial, a saber, la capacidad de proporcionar medios de subsistencia para otros. Así, no es de extrañar que los deportes ocupen las vidas y las mentes no solo de los jóvenes sino también de sus familias, de sus comunidades y naciones. A través de una comprensión de las expectativas que mucha gente pone en la posibilidad que se descubra el talento atlético de los jóvenes, para que emigren a las economías donde se puedan llevar a cabo carreras deportivas, este proyecto busca proporcionar una perspectiva particularmente original y en gran medida inexplorada sobre preguntas amplias: la constitución recíproca de los cuerpos, del género, y de la imaginación; el capitalismo, el estado, y los movimientos transnacionales; y la formación de la subjetividad en un contexto global.
Los deportistas profesionales han circulado entre países desde que se inventaron los deportes, tal y como hoy los conocemos, en Gran Bretaña y América del Norte en el siglo XIX. Esta circulación fue el medio por el que llegó la idea del deporte a todos los rincones del mundo, transportada por la expansión colonial, los esfuerzos misioneros y otras formas de hegemonía global. Al principio del siglo XX, los equipos deportivos a menudo empleaban a jugadores extranjeros, pero fundaban sus decisiones en criterios seguros (definidas por «semejanzas culturales» entre naciones) o en las relaciones personales entre directivos, jugadores y socios. A finales del siglo, junto con la empresarización, la mediatización y la mercantilización de los deportes profesionales, la circulación global de los deportistas profesionales se intensificó dramáticamente. Los intereses materiales habían aumentado en muy gran medida, y los jugadores se habían transformado en trabajadores profesionales su retribución había subido espectacularmente, y los ojeadores buscaban talento cada vez más lejos y en territorios más «arriesgados». Estas coyunturas históricas han precipitado un aumento en los mercados deportivos del mundo industrial de la cantidad de deportistas nacidos en el extranjero y de deportistas marcados étnicamente, en particular aquellos que vienen de los países en desarrollo.
Mientras que el interés académico en la circulación global de los deportistas profesionales ha crecido en proporción al aumento del fenómeno, hasta ahora las publicaciones se han basado, con pocas excepciones, en técnicas macro-sociológicas y demográficas, y raramente han explorado contextos bajo el nivel del estado. Estas limitaciones han llevado a que los investigadores vean a los deportistas no como agentes sino como formando parte de tendencias, o alternativamente: cuando los investigadores han explorado las experiencias personales, los han visto como agentes libres que toman decisiones racionales sobre sus carreras. En realidad, la mayor parte de la movilidad en el deporte implica no solo a los deportistas individuales sino también a una gran cantidad de otros agentes (las familias que se mudan con ellos, los parientes que se quedan, las comunidades que dependen de ellos), intermediarios de varios tipos (ojeadores, agencias de selección de personal, administradores) y una gran cantidad de dinámicas diferentes (cuestiones económicas o políticas, imágenes, emociones, políticas estatales), cada una de ellas con propósitos divergentes y prioridades distintas.
A diferencia de la circulación de los trabajadores ordinarios, las migraciones en el deporte evocan imágenes milenaristas de éxito repentino y de prosperidad inimaginada, creando en los jóvenes la fantasía de redistribuir riquezas nunca vistas, a menudo en lugar de quedárselas para sí mismos, y por lo tanto adhiriéndose a una ciudadanía masculina productiva. Surge así, como por ensalmo, todo un ejemplo del «capitalismo de casino»: la aparición mágica de la riqueza desde la nada, que muchos ven como rasgo característico del cambio de milenio. En realidad, son muy pocos los afortunados del Sur global que alcanzan un reconocimiento, pero sin embargo la posibilidad del éxito en los deportes profesionales en el Norte global orienta las acciones y ronda los sueños de muchos más. A estos sueños se les da un contenido concreto, por ejemplo, en las «granjas de fútbol» que los clubes europeos han establecido en el África occidental. Se trata de campos del entrenamiento para jóvenes (a menudo en detrimento de la enseñanza regular), en los que los clubes tratan de reclutar a los de más talento en el momento más barato de sus carreras deportivas. Estas dinámicas con frecuencia exponen a los aspirantes jóvenes a la explotación, por ejemplo bajo la forma de trata humana de distintos tipos (como pasos fronterizos clandestinos, adquisición de documentos falsificados o promesas engañosas de empleo).
En ciertas partes del mundo, naciones enteras están invirtiéndo en la producción de cuerpos deportivos para la exportación (Argentina para el futbol, Tonga para el rugby, Kenia para el atletismo), en algunos casos con el apoyo explícito de las instituciones del estado, con la intención de delegar, de manera neoliberal, la responsabilidad del bienestar de su ciudadanía en cada individuo. Estos esfuerzos nos recuerdan otras formas de dependencia socioeconómica que se dan en otras sociedades sobre habilidades muy especializadas, no permanentes y marcadas por el género, vulnerables a los caprichos de fuerzas y de tendencias globales, como es el caso de la exportación de trabajadores domésticos, cuidadores de ancianos, y profesionales del sexo. La crisis económica mundial presente deja al descubierto la precariedad de estas políticas nacionales, dada la extrema dependencia de los deportes profesionales contemporáneos con repecto a los intereses empresariales. Los deportistas migran en un contexto complejo de personas, de instituciones y de emociones, y la circulación de una cantidad de personas relativamente baja tiene un efecto profundo sobre una gran cantidad de individuos en varios lugares a la vez, cuestiones que figuran en el centro de este proyecto.
Al igual que los movimientos migratorios de los trabajadores de las clases más bajas, las migraciones deportivas son precarias, impredecibles y con frecuencia decepcionantes. La movilidad de los deportistas existe dentro de una dialéctica de flujo y de cierre, dificultada por restricciones debilitantes (por ejemplo, la obtención de permisos de trabajo), pero al mismo tiempo facilitada por posibilidades emergentes (por ejemplo, la relajación de las restricciones de ciudadanía por parte de las autoridades que regulan el deporte). La vida útil de un jugador es corta: la brevedad de su vigor masculino, la amenaza de las lesiones, los caprichos de los intereses empresariales, la precariedad de las formas adoptivas de pertenencia y las repuestas implacables del público hacen que las carreras deportivas sean frágiles. Muchos llegan a un final abrupto a causa de la mala salud, del abuso de sustancias, por escándalos o simplemente por la disminución del rendimiento. Los jugadores están inmersos en una industria en la que hombres de la clase media controlan el trabajo de personas no-blancas con un nivel bajo de educación. Aunque estos rasgos caracterizan todas las carreras en esta industria, para los atletas del Sur global la caída suele ser particularmente dramática, como consecuencia de la inversión de tantos otros y su creciente vulnerabilidad a la explotación por parte de equipos, agentes y otras partes interesadas.
Como una larga tradición intelectual ha demostrado, tratar de entender la migración como un flujo unidireccional de personas a través de las fronteras, «empujadas» por condiciones económicas desfavorables y «atraídas» por promesas de oportunidades económicas, con el desarrollo consecuente de un sentido de pertenencia que las «integra» en el contexto local, hace poca justicia a las realidades de las vidas de los migrantes. En vez de eso, este proyecto se basa en un modelo transnacional de movimiento, que llama la atención sobre dos puntos importantes. El primero es el reconocimiento de que las personas no se mueven en el contexto de un diferencial simple entre el origen y el destino, sino en un contexto de articulaciones complejas entre dinámicas locales y globales. El segundo punto es que los modelos de migración deben tener en cuenta las múltiples lealtades que mantienen los emigrantes y el hecho que su sentido de pertenencia es objeto de negociación. Los investigadores prestan atención a las barreras que limitan los movimientos y las aspiraciones de las personas, como las autoridades estatales, las autoridades nacionales e internacionales que regulan las reglas del deporte, y los intereses de los reclutadores, de los agentes, de los administradores, de los entrenadores, y de las empresas. El enfoque antropológico se adapta particularmente bien a este propósito, ya que antropología no da por sentado ni la subjetividad de los agentes ni el funcionamiento de las estructuras de gran escala, sino que los somete (y también a todo lo que hay entre medias) al mismo escrutinio empírico.
Este proyecto se basa en un corpus de obras modesto pero creciente que, desde la década de 1990, ha cuestionado la suposición tácita de que el estudio del género es principalmente el estudio de las mujeres. La tarea de «desnaturalizar» la masculinidad empieza poniendo en cuestión la idea de que los hombres y sus acciones forman la categoría de partida, mientras que las mujeres y sus acciones plantean problemas que requieren explicaciones. Nuestra comprensión del género de los hombres todavía carece de la riqueza producida por décadas de trabajo de los científicos sociales sobre la vida de las mujeres.
Los investigadores intentan comprender cómo definen su género los emigrantes deportivos, y cómo lo definen los otros, mientras se implican en relaciones sociales con otros hombres, con mujeres, y con estructuras empresarias, estales, mediáticas, públicas y demás que están profundamente implicadas en mantener la masculinidad en la vanguardia de las industrias deportivas. En todo momento, los investigadores tienen en cuenta que la masculinidad no es ni universal ni «natural». Al igual que todos los otros aspectos de la identidad, constantemente es objeto de negociación, y su mantenimiento necesita un esfuerzo coordinado. Los deportes profesionales proporcionan un campo particularmente rico para analizar estos procesos, dado que que son uno de los sitios más claros para la producción, la reproducción y la negociación de la masculinidad en contraste con otras formas de género.
Lo que falta en nuestra comprensión como científicos sociales de la masculinidad es cómo se articula con los procesos de gran escala. Una contribución fundamental que se propone este proyecto es el encuadre de la masculinidad en un contexto de escala móvil y de cambio histórico. Sabemos que la masculinidad es cultural e históricamente contingente. ¿Qué sucede, sin embargo, cuando estilos diferentes de masculinidad se reúnen en el campo de deporte para ser examinados, evaluados y disciplinados por reclutadores, entrenadores, gerentes, espectadores, patrocinadores y medios de comunicación? ¿Cómo puede la hipervirilidad de los jugadores de rugby de las islas del Pacifico estar valorada, por ejemplo, por su éxito potencial cuando se ubica en ciertas posiciones en un equipo, pero también ser considerada por los directivos como propensa a la falta de disciplina y a la fanfarronería? ¿Qué ocurrió exactamente cuando los medios de comunicación en Francia transformaron su equipo nacional, entre las copas mundiales de fútbol de 1998 y de 2010, de un símbolo del éxito del republicanismo integracionista a una manada de matones racializados, arrogantes y antipatriotas? Los estereotipos raciales, étnicos y nacionales impregnan los estilos de masculinidad, y eso exige un análisis detallado del contexto general histórico y político en el que operan estas imágenes.
Una de las peculiaridades de las migraciones deportivas como centro de expectativas en el Sur global es el hecho que es en gran medida colindante con el cuerpo. Por las obras de teóricos sociales clave, ya sabemos que la cultura y la sociedad se inscriben en el cuerpo y que es a través del cuerpo como los agentes experimentan y generan las estructuras sociales. La implicación de esta constatación es que el cuerpo y sus movimientos, sus posibilidades y sus límites, sus valorizaciones y su poder de mercantilización dependen del contexto. En particular, la inscripción de la masculinidad en el cuerpo es un proceso socio-cultural lleno de contradicciones y de vulnerabilidades potenciales. Incluso la masculinidad física es un hecho contextual más que biológico, que queda constantemente constituido en acciones y relaciones sociales, e implicado en el cambio histórico.
Sin embargo, las obras clásicas y más detalladas que han centrado en estas dinámicas no se han enfrentado con el hecho que la mayoridad de la gente hoy en día vive en mundos complejos, y que sus cuerpos deben adaptarse a esta complejidad, con varios niveles de éxito. No obstante, los profesionales del deporte y quienes les rodean son profundamente conscientes de estas dinámicas, y atribuyen a los deportistas de esta o aquella nación un modo particular de correr, de manejar el balón, o de relacionarse con otros jugadores. A menudo reducen esta constitución corporal a una cuestión de «talento» asociado con supuestas formas de un carácter nacional, en que la nación a menudo se fusiona con características ideológicamente cargadas de los ciudadanos masculinos (por ejemplo, la confianza en sí mismos, la dureza, la gracia).
Este proyecto busca ampliar el significado de «contexto»: los sujetos masculinos que emigran evolucionan a través de terrenos de valorización complejos y multiples, que ofrecen diferentes posibilidades, limitaciones y contradicciones. ¿Cómo se inscriben en el cuerpo masculino los diferentes sistemas culturales o sub-culturales en los que se encuentra? ¿Cómo se inscribe la misma diferencia, a veces bajo condiciones no siempre favorables? Intentamos entender las prácticas corporales de manera que vayan más allá de unas invocaciones simplistas al «talento», y entenderlas en el trasfondo de los estereotipos (ya sean positivos o negativos) que se asocian frecuentemente con este. ¿De qué manera los científicos del deporte, que traen a la arena deportiva sus comprensiones culturalmente cargadas de cómo se «deben» mover los cuerpos, evalúan los cuerpos no nativos (y muchas veces racializados) y sus movimientos?
El cuerpo deportista se evalúa no sólo en el ámbito deportivo, sino también en la vida cotidiana. ¿Qué sucede, preguntamos más específicamente, cuando la configuración del cuerpo y sus prácticas se tienen en alta estima en un ámbito transnacional de valoración, tal como las reglas en los deportes en equipo, pero también debe transponerse a través de contextos diferentes, donde la asignación de valor social y cultural, y por consiguiente el consumo y la mercantilización de los cuerpos, pueden ser muy diferentes? ¿Cómo la fuerza y la vitalidad de los cuerpos son clave para la migración bajo circunstancias comparativamente privilegiadas, mientras que la fuerza y la vitalidad son también cualidades vulnerables y efímeras? ¿Cómo usan los deportistas sus cuerpos como un medio a través del cual se comprometen con las estructuras y los procesos de gran escala, ofreciéndolos a la mercantilización en un ámbito potencialmente repleto de normas contradictorias? Los deportes profesionales ofrecen un terreno particularmente rico, aunque mal estudiado, a través del que podemos investigar el hecho que los cuerpos ya no median entre el sujeto y un único conjunto de condiciones estructurales, sino con estructuras múltiples, y lo que se considera como fuerza en un contexto estructural puede volverse prueba de fragilidad en otro.
El proyecto se centra en el rol de la masculinidad en la movilidad de deportistas en tres deportes de equipo globales: el fútbol, el rugby y el cricket. Los tres se originaron en Gran Bretaña en el siglo XIX y fueron exportados al resto del mundo junto a proyectos coloniales y afines. En conjunto, cubren un área sustancial del globo y movilizan el interés de una gran proporción de la población del mundo, aunque su distribución geográfica, sus asociaciones socio-culturales y su práctica en distintos lugares son muy distintas. Estas variaciones, así como las diferentes rutas geográficas y sociales que los jugadores migrantes siguen en cada uno de los tres deportes, proporcionan al equipo de investigación un abanico de casos sobre los que se pueden realizar comparaciones útiles. Cada deporte representa el foco de un sub-proyecto que contribuye, en colaboración estrecha con los otros, a un análisis comparativo de la masculinidad en la circulación de migrantes desde el Sur global hacia el Norte global en todas sus complejidades.
La investigación parte de la reformulación ahora clásica de la etnografía en el contexto del capitalismo avanzado, apelando a un propósito de investigación en distintos lugares, es decir: una etnografía que ya no se centra en comunidades específicas o localizadas, sino que cuestiona, más que asume, la constitución de lo local, teniendo en cuenta que la mayoría de las personas del mundo son móviles de una manera u otra. Al mismo tiempo, los investigadores involucrados en este proyecto reconocen la importancia de la localidad en las vidas de las personas y evitan ser seducidos por la ilusión de que lo local ya no importa porque la gente se mueve: para quienes emigran, sean o no deportistas, los problemas de pertenencia, de alienación y de «no estar en ninguna parte» son problemas reales, tanto en sus ámbitos de origen como en los adoptivos. Por cierto, estos temas están en el centro de las políticas anti-inmigrantes en las sociedades de acogido, y los investigadores están atentos a la intersección de estas políticas y de cuestiones de masculinidad.
Cada estudiante de doctorado y cada investigador postdoctoral se centra en un país «emisor» que ha producido números significativos de emigración deportiva, a saber:
Después de haber conducido trabajos de campo detallados en la localización de origen, centrados sobre los aspirantes a la emigración, los investigadores hacen también trabajo de campo en los lugares a los que los deportistas migran o aspiran a migrar. Estos serán probablemente distintos lugares de Europa, pero dado que las migraciones deportivas a menudo siguen rutas tortuosas, los investigadores están preparados para efectuar investigaciones en otros lugares (por ejemplo, puntos de transición, destinos futuros, reasignaciones temporales).
Los investigadores reúnen datos por medio de investigación etnográfica participante, de abajo a arriba, y empírica. El proyecto obtiene su fuerza metodológica de la antropología socio-cultural al analizar las micro-prácticas de la existencia cotidiana para generar una comprensión de los macro-fenómenos. Mientras que otras disciplinas quizás también se interesarían por los patrones de migración de los deportistas profesionales masculinos, el enfoque de la antropología sobre la información cualitativa detallada, junto con materiales cuantitativos y menos personalizados, recalca la manera en que los agentes integran las dinámicas de gran escala en la conducta de lo cotidiano. Características notables de la etnografía antropológica clásica son su eclecticismo, su atención a las oportunidades nuevas, y el enfoque cualitativo-interpretativo, todo lo cual es fundamental en este proyecto.
Los investigadores conducen investigaciones de campo profundas en cada conjunto de lugares por un total de 20 meses por sub-proyecto. El compromiso de los antropólogos con la gente y los contextos es a largo plazo y de composición abierta, y los antropólogos intentan tanto una comprensión profunda de la experiencia de unos pocos informantes como sostener interacciones más casuales con un número más grande de gente, lo que proporciona un contexto para lo anterior. Cada investigador se interesa tanto por las carreras deportistas exitosas como por las que no lo son tanto, y en las diferentes perspectivas que ofrecen.
En cada uno de los lugares en que hacen trabajo de campo, los investigadores (tanto junior como senior) observan la vida cotidiana y participan en ella, así como las actividades sociales de los deportistas, de sus familias y de sus otras relaciones, y obtienen historias de vida. En los contextos profesionales, asisten a los entrenamientos, a los partidos y a las reuniones profesionales, durante los cuales prestan atención a cuestiones como las interacciones de los jugadores con sus compañeros de equipo, los entrenadores, los especialistas, los agentes y los directivos. Están atentos a las implicaciones del hecho de que algunos de aquellos con los que los deportistas migrantes interactúan son ellos mismos hijos de inmigrantes. Observan y suscitan reacciones a las diferencias en los estilos de juego y las diferentes maneras de controlar y disciplinar el cuerpo y sus funciones (por ejemplo, comiendo, descansando, entrenándose, haciendo estiramientos, etc.). Analizan la forma en que se evalúan, quizás de forma estereotípica, las fisiologías y los movimientos de los cuerpos, por ejemplo en la colocación de los jugadores en posiciones particulares en el campo de juego.
Los tres deportes difieren en la importancia que dan a los tipos de cuerpo y a las diferencias de habilidad, siendo el rugby el que permite la mayor variación. La investigación está atenta a las consecuencias de estas especificidades. En lo cotidiano, los investigadores observan las interacciones de los jugadores con los familiares, con los conocidos y con el público, prestando atención especialmente a las prácticas del cuerpo en que el género juega un papel importante, y las políticas constantes dentro de las interacciones. Acompañan a los deportistas y sus familias a las celebraciones de comunidades inmigrantes y a las reuniones religiosas. En el caso de los deportistas con familias, los investigadores acompañan a los padres que asisten a la educación de sus hijos y a las familias mientras interactúan con instituciones estatales, corporativas y otras, como las autoridades de inmigración. Los investigadores desarrollan un análisis de las condiciones generales de vida en cada uno de los sitios de campo, los patrones de reciprocidad y otras formas de obligación (hacia las organizaciones sociales, las estructuras de mecenazgo, las instituciones religiosas, los barrios, los pueblos), así como la política estatal y local. Cuantifican y evalúan las remesas que los deportistas migrantes envían, y también prestan mucha atención al capital social y cultural que fluye entre los atletas, sus familias y sus comunidades de origen. Buscan la oportunidad de viajar con los atletas a sus países de origen, ya que estas visitas despliegan de una manera particularmente dramática los aspectos de las dinámicas de migración y las «remesas sociales» que los migrantes llevan con ellos.
En las comunidades de origen, los investigadores se centran en las familias, en los amigos, en los colegas, en los corredores y en todas otras personas implicadas en estructuras de reciprocidad y de endeudamiento con los deportistas emigrantes. Los investigadores prestan atención particularmente a los jóvenes que aspiran a emigrar, a las escuelas deportivas donde existen, y a los que lo intentaron pero que no lo lograron, por haberse sido deportados por las autoridades de inmigración, por no haber alcanzado un rendimiento deportivo mínimo o por haber sufrido el engaño de los tratantes de personas. El examen del papel de la migración en el repertorio de la vida general de las personas y el abanico de posibilidades migratorias es particularmente importante. Se deben considerar los movimientos de los deportistas como un ejemplo de los patrones migratorios más generales que existen en sociedades determinadas, en competición, por ejemplo, con esfuerzos de reclutamiento por parte de fuerzas militares europeas y americanas de personal extranjero de bajo nivel, que se dirigen al mismo grupo que el reclutamiento de los deportistas y traen al primer plano la masculinidad de misma forma. La esperanza de emigrar a un empleo lucrativo en el campo del deporte coexiste con otras formas de esperanza con distintas cualidades concretas o utópicas, como la teología de la prosperidad de ciertas formas de cristiandad pentecostal o el estatus milenarista que la lotería de «tarjeta verde» de los Estados Unidos ha adquirido en África occidental. En resumen, las investigaciones de campo tienen como objetivo el holismo que hace que las buenas etnografías sean tan ricas.
La observación participante se complementa con entrevistas semi-estructuradas y no estructuradas sin límites fijos de temas, llevadas a cabo en los idiomas de los entrevistados en la medida de lo posible, con los deportistas y con quienes les rodean, les controlan y dependen en ellos. Las entrevistas se graban y transcriben y se someten a un análisis detallado del discurso. Los investigadores están atentos a las representaciones de los deportistas migrantes en los medios de comunicación, tanto verbal como gráfica, que someterán a un análisis de granularidad fina. Obtienen otras reacciones públicas a través de cuestionarios anónimos y de grupos focales en los países de acogida. La investigación se complementa con una colección lo más amplia posible de documentos pertinentes, tanto públicos como privados, incluso representaciones en los medios, programas, cartas y mensajes de e-mail, contratos y otros documentos legales (si es posible conseguirlos), y todo tipo de documentaciones efímeras. Los investigadores complementan sus trabajos etnográficos con investigaciones en archivos de los órganos sociales, nacionales, internacionales y (si están disponibles) de tipo comercial.
Por último, los investigadores trabajan con los archivos de las asociaciones deportivas pertinentes, regionales, nacionales e internacionales. El objetivo de este trabajo es poner los materiales etnográficos en el contexto de la historia de los reglamentos promulgados por las asociaciones, de las relaciones con los órganos nacionales y otras entidades pertinentes, de la organización de los eventos internacionales, de las resoluciones de conflictos, y de las interacciones con el público. Si es posible, los investigadores consultan los materiales archivados por los órganos corporativos como equipos, entrenadores, y empresas, cuando los poseen, aunque también es evidente que el acceso a estos documentos puede estar celosamente vigilado. Los investigadores examinan los materiales públicos efímeros en cada lugar del trabajo de campo, tal como los reportajes de los periódicos, los programas de televisión, los comentarios de radio, los blogs de Internet, así como cualquier otro material, publicado o no, que sea pertinente para los deportistas migrantes, y evaluarán la recepción de estos mensajes mediáticos. Esto se complementa, en la medida de lo posible, con el examen y la discusión con los atletas de sus documentación personal, como los documentos de inmigración o los contratos de trabajo, y si es posible acompañar a los atletas cuando tratan con las autoridades y los empleadores.
El proyecto intenta abrir nuevas perspectivas sobre el papel de la masculinidad tanto en el Sur Global como en el Norte global, como una fuente al tiempo de problemas y de posibilidades, como una ruta de escape de la pobreza y un recurso frágil, y como un compromiso entre las estructuras a gran escala, los agentes individuales, y las innumerables personas que invierten sus expectativas en estos últimos. El proyecto se interesa en particular en cuestiones de escala: ¿cómo se articulan los pequeños detalles de la existencia cotidiana (por ejemplo, los cuerpos, las emociones, las relaciones, las decisiones) con estructuras de gran escala (por ejemplo, el mundo de empresas, el estado, la condición global)?
Las migraciones deportivas son excepcionales porque potencialmente cuestionan los estereotipos de los emigrantes de clase baja que se van de los países en desarrollo para ganarse la vida a duras penas en los países industriales, al límite de legalidad. Cuando tienen éxito, los deportistas emigrantes ganan ingresos comparativamente altos, que contrastan con sus orígenes a menudo humildes. Sin embargo, el éxito es muchísimo menos común que la esperanza del éxito. El proyecto explora la manera en que las expectativas se articulan con la masculinidad y la manera en que los deportistas y los aspirantes a deportistas se relacionan con el éxito y las luchas que constituyen sus vidas.
Las políticas de las expectativas asociadas con la circulación de los deportistas varones tiene características significativas desde un punto de vista teórico: están profundamente marcadas por el género y la edad, al basarse en la actuación de hombres jóvenes en un terreno social impregnado por el género; se centran en el aspecto físico del cuerpo, que en los deportes profesionales se vuelve colindante con el trabajo, la identidad y hasta la vida; y las alimenta la posibilidad de un reconocimiento en igualdad de condiciones en las metrópolis de las antiguas colonias. Por supuesto, la esperanza está codo con codo con el fracaso y la decepción. Aun cuando logren éxito, los deportistas siguen siendo obreros con un control limitado de sus movimientos, sus comportamientos y sus declaraciones. Las carreras deportivas son cortas y los deportistas emigrantes se enfrentan a menudo a dilemas graves en torno a la ubicación y el empleo al final de los contratos y de las carreras, ya que se encuentran varados en contextos donde la hospitalidad local puede ser muy condicional. La emigración de los deportistas puede fácilmente poner en riesgo las estructuras familiares y otras formas de relaciones sociales. Estas presiones se reflejan claramente en la frecuencia del agotamiento entre los deportistas profesionales en general y los deportistas migrantes en particular, entre quienes se encuentran altas incidencias de abuso de substancias y de suicidio, que también son víctimas del fraude, y para quienes la jubilación representa una rápida caída en el olvido. Para entender estas dinámicas, el proyecto sustituye el foco científico social tradicional sobre la identidad por un foco sobre la subjetividad, es decir, la conciencia, los sentimientos, los deseos, las ansiedades y las intenciones, que al tiempo refleja un orden social e histórico más amplio e informa las vidas cotidianas de los agentes y de los que les rodean. En los trabajos científicos sociales sobre la migración, esto representa una novedad teórica decisiva.
Los participantes en deportes en equipo se distinguen de las categorías migrantes más documentadas por ser casi exclusivamente varones, cuyo empleo depende de su capacidad de traer al primer plano formas particulares de la masculinidad. La investigación incrementa nuestra comprensión de la relación entre el género, las expectativas y la globalización de dos maneras: mediante la exploración de las formas en las que el género y las expectativas son producto de procesos globales como el capitalismo, la migración y la mercantilización; y mediante la exploración de las maneras en que los procesos globales se alían con el género y generan una política de expectativas. Si bien la relación entre el género y lo global ha sido el foco de importantes trabajos críticos en los círculos feministas, la atención se ha centrado habitualmente en las maneras en que las mujeres, más bien que los hombres, las construyen los procesos de gran escala y participan en ellos. Este proyecto no se limita a enmendar esto, sino que también se propone investigar las implicaciones teóricas para nuestra comprensión de cómo el género de cuerpos masculinos poderosos se mercantiliza, y a veces se objetifica, mediante prácticas laborales, en formas que evocan las contradicciones del orientalismo, tanto en su potencial erótico como por su alteridad salvaje. La exploración de la interconexión entre el movimiento global, una empleabilidad de prestigio relativamente elevado, las expectativas de esta empleabilidad, y el género informan preguntas significativas a través de muchas preocupaciones de las ciencias sociales.
En las ciencias sociales, hace tiempo que consideramos que el cuerpo funciona como un intermedio entre lo personal y lo estructural. A través de los movimientos, las expresiones de la cara, las posturas, los adornos, las inscripciones, las prácticas higiénicas y la ropa nos orientamos con respecto al mundo. Ya que la existencia cotidiana está vivida a través del cuerpo, sirve para reforzar esta orientación, funcionando como un dispositivo mnemotécnico que les recuerda a los agentes como se organizan las estructuras, o se resisten. Este proyecto intenta llevar esta intuición hacia una dimensión nueva. Al explorar las maneras en las que el cuerpo, la masculinidad, la identidad nacional y comercial se cruzan en la práctica de los deportes globales, los investigadores estudian cómo los agentes se relacionan a través de sus cuerpos no sólo con un orden social, sino también con procesos globales. El proyecto pregunta cómo podemos desarrollar una etnografía de lo global mediante una comprensión antropológica de las prácticas corporales, revirtiendo así los estudios comunes de lo global que empiezan con los procesos de gran escala y buscan entender cómo proporcionan el contexto en el que los agentes negocian sus acciones. Aquí nos interesa la producción de lo global a través del cuerpo, una perspectiva que los métodos etnográficos de la antropología hacen posible y, por consiguiente, la disciplina puede funcionar como fuente de inspiración para otras tradiciones disciplinares.
Los antropólogos y otros científicos sociales han insistido sobre el efecto mutuamente interactivo de los procesos globales y locales. Sin embargo, en general esta insistencia no ha logrado generalizaciones acerca de la interacción entre los procesos globales y locales. Nuestro énfasis sobre el cuerpo y su género como un ámbito donde tiene lugar esta interacción, en el ejemplo particular de la globalización que investigamos, proporciona un modelo para trabajos futuros sobre la cuestión. Proporciona una base necesaria a las teorías de globalización pioneras en obras señeras de antropólogos, sociólogos y críticos culturales, que invariablemente nos han invitado a prestar mayor atención a los procesos globales, pero que se basan generalmente en alusiones despreocupadas a unos procesos a gran escala (evidentes en «Teherán, Berlín y Tokio»), en lugar de una solida comprensión de las especificidades del funcionamiento de lo global a través de la vidas de las personas.
El género juega un papel muy importante en el nacionalismo, aunque a menudo no sea reconocido: las naciones tienen un género en relación a otras naciones y las nocinociones del género de la nación impregnan todos los niveles de interacción social, desde las relaciones internacionales a las minucias de la vida cotidiana. En ninguna parte la conexión entre masculinidad y nacionalismo, o localismo sub-nacional, es más visible que en los deportes: desde la convergencia de formas extremas de masculinidad, de nacionalismo y de xenofobia que se encuentra en la violencia de los aficionados al fútbol («hooliganism»); hasta la encarnación del nacionalismo militante en las practicas hiper-masculinas; hasta los eventos deportivos marciales al servicio de la nación; y hasta los esfuerzos por promover los deportes amateurs como un mecanismo integrativo para desactivar la politización de las minorías «problemáticas», asociada principalmente con la masculinidad juvenil.
La configuración de los deportes profesionales en el capitalismo avanzado plantea dos preguntas espinosas para nuestra comprensión de la concatenación entre la masculinidad, el nacionalismo, el localismo y los deportes. La primera se plantea por la reciente transformación de los equipos locales en productos comerciales propiedad de empresas o de personas que a menudo no tienen apego especial a los contextos locales, para ser ofrecidos al consumo a un nivel transnacional, con los lazos con el país o ciudad de origen convertidos en un aspecto menor de este consumo. La segunda es la contradicción implícita en el hecho que, en todo el espectro de los deportes y del mundo, los equipos tienen un gran número de emigrantes (o de descendientes de emigrantes) pero, sin embargo, el hecho de que simbolizan una identidad profundamente local y masculinizada continúa siendo fundamental para su comercialización. El ejemplo más evidente se encuentra en la identificación de los fans con los equipos locales, pero también en las afirmaciones que el «estilo» de jugar un deporte particular y la manera de presentarse al mundo mediático encarnan una identidad nacional.
Ambas preguntas tienen implicaciones importantes para nuestra comprensión de las relaciones entre el nacionalismo y el localismo, la masculinidad y la pertenencia en el mundo contemporáneo, que rara vez se abordan de manera uniforme. Buscamos plantearlas desde las perspectivas de los deportistas emigrantes en los deportes en equipo, figuras liminares de las que se espera que encarnen el orgullo de las localidades, de las comunidades, y de los estados, entidades que al mismo tiempo no son necesariamente benignos hacia ellos. Abordar estas preguntas permite a los investigadores clarificar preguntas duraderas y más amplias sobre la relación entre la masculinidad, la agencia, el capital sin raíz, la condición global, la nación y el Estado.
Este proyecto explota la característica propia de la antropología de buscar conexiones entre temas aparentemente distintos (por ejemplo, el género, las expectativas, el cuerpo, el deporte, la migración, la ciudadanía) y de demostrar que formas socioculturales fácilmente menospreciadas y trivializadas como el deporte, de hecho constituyen «la vida en serio», tomando prestada la frase célebre de Émile Durkheim. El proyecto invoca temas comunes a la sociología, la economía, la ciencia política, la psicología social, la historia, los estudios de la migración, los estudios de género y la filosofía, proporcionando la oportunidad de aportar a estas disciplinas la perspectiva única que se deriva de un trabajo en un tema poco común pero con amplia base teórica.
Traducido por Daniel Guinness y Niko Besnier, con la ayuda editorial de Leila Ingerto y de José Antonio Millán.